jueves, 11 de junio de 2009

“¿A quien va usted a creer?, ¿a mi, o a sus propios ojos?” (*)

Detesto a los críticos de medios que nos subestiman, que creen que somos entes, potenciales dominados, que no tenemos una cuota de selectividad en lo que vemos, escuchamos y/ o leemos. Detesto que digan que nos creemos las cosas porque las dijo la televisión. Detesto que exista el prototipo de “Doña Rosa”. ¿Quién es Doña Rosa? ¿A qué se dedica? Odio que Doña Rosa sea sinónimo de un ser sin una neurona.

No me agradan aquellos que intentan encasillarnos: o estas del lado de los medios o estas en contra; sos de izquierda o de derecha; apoyas al diario oficialista o al opositor. Odio a quienes critican a los medios pero hacen uso de ellos para publicar sus ideas.

¡BASTA!

¿Es que acaso son tan poderosos los medios?

Es cierto, los medios satisfacen muchas necesidades humanas, desde las más simples (saber cómo me tengo que vestir hoy según la temperatura) a las más complejas (conocer realidades lejanas, problemas mundiales a los que no tengo acceso por medio de la experiencia diaria). ¿Sería posible una sociedad sin medios? Como poder ser, puede; aunque es un tanto complicado pensarlo en los tiempos actuales donde sino tenés un celular sos un bicho raro y ni hablar si no estás “online” en las redes sociales. Más allá de la necesidad o no necesidad ¿podemos decir que hay un poder que tienen los medios?

Hay teorías, como la de la aguja hipodérmica o la bala mágica, que le otorgan a los medios la maravillosa capacidad de romper con nuestra capacidad de percepción. Según esta suposición, nosotros seríamos un receptor pasivo, un muerto que observa, pero que no piensa, no procesa, no nada. Y en consecuencia, aquellos que ostentan el poder de estas corporaciones podrían hacer con nosotros los que se les antoje. Aquí entraría en escena Doña Rosa, el ama de casa que mira las novelas de la tarde.

Pero esta teoría es pura utopía. Si fuese cierta, una sociedad nueva podría ser reconstruida con sólo tener un medio. Pero está comprobado que el público no es un ente pasivo, sino que es activo: Beatriz Sarlo en su libro “Escenas de la vida posmoderna” decía que el receptor decidía, tenía el control remoto y el zapping como herramienta ante el mega poder mediático. De hecho está confirmado que los medios refuerzan ideas pero que no logran variar pensamientos en 180 grados.

De todas maneras, es importante aclarar que los medios sí tienen una función social, civil y en consecuencia tienen una responsabilidad que deben cumplir. Responsabilidad que en los últimos tiempos no se cumple. El tratamiento de determinadas temáticas sin la conciencia necesaria al hacerlo puede generar "un cambio" de valores sociales: si cierto tema se hace visible en los medios y es permitido, porqué no va a estar aceptado en la vida cotidiana. Hablamos de temas como la violencia (ya se física, psicológica, doméstica), de la discriminación, del papel de la mujer, entre otros.

Cuánto hay de inocente o de culpabilidad queda a criterio de cada uno. Lo importante es tener una visión critica, así como en la vida uno no debe quedarse con una sola campana en un conflicto, tampoco debe quedarse con un solo medio, o con la construcción que hace un solo medio.

Pero lo importante es estar, como decía Boris Ramírez: “se puede ser borracho, abstemio o catador pero se tiene que estar presente”.- MAZA

(*) Groucho Marx

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